“Si Dios está a nuestro favor, ¡nadie podrá estar contra nosotros!
Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros,
¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas?
¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido?
Dios es quien los hace justos.”
Romanos 8:31-33 (DHH)